En un mundo donde las rutinas sedentarias son cada vez más comunes, el movimiento se  convierte en una herramienta poderosa para recuperar el equilibrio físico y emocional. Caminar,  bailar, nadar, practicar yoga o simplemente estirarse unos minutos al día puede marcar una  gran diferencia. Hoy sabemos que moverse no solo fortalece el cuerpo, sino que también  mejora el ánimo, reduce el estrés y protege la salud mental. 

El movimiento como medicina 

Numerosos estudios han demostrado que la actividad física regular es una de las formas más  efectivas de prevenir enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes tipo 2 y obesidad.  Pero su impacto va mucho más allá del cuerpo. Según la Organización Mundial de la Salud, el  ejercicio físico regular puede reducir los síntomas de depresión y ansiedad, y mejorar la calidad  del sueño y la autoestima. 

En Chile, la situación es preocupante. Según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, un  86,7% de la población mayor de 18 años no realiza suficiente actividad física en su tiempo libre.  Este sedentarismo contribuye directamente al aumento de enfermedades cardiovasculares,  problemas osteomusculares y trastornos de salud mental. Por eso, es fundamental fomentar  una cultura de movimiento accesible, motivadora y adaptada a las distintas etapas de la vida. 

Mente activa, mente sana 

Moverse también es una forma de cuidar la salud mental. Durante el ejercicio, el cuerpo libera  endorfinas, neurotransmisores conocidos como “hormonas de la felicidad”. Estas sustancias  generan sensaciones de bienestar, alivio del dolor y reducción del estrés. Actividades como  caminar en la naturaleza, andar en bicicleta o hacer ejercicios de respiración activa tienen un  impacto inmediato en el estado de ánimo. 

Para niños y adolescentes, el movimiento es clave en el desarrollo emocional y social. En  adultos mayores, ayuda a preservar la autonomía, la memoria y las capacidades cognitivas.  Incorporar movimiento en la rutina diaria es una inversión en bienestar para todas las edades. 

¿Cómo incorporar más movimiento en la vida cotidiana?

• Haz pausas activas: Si trabajas sentado o frente a una pantalla, levántate cada 45  minutos, estira los brazos y da unos pasos. 
• Camina siempre que puedas: Baja una parada antes del transporte o elige las  escaleras en lugar del ascensor. 
• Encuentra una actividad que disfrutes: No todos deben correr o ir al gimnasio. Bailar,  andar en bicicleta o practicar yoga también cuentan. 
• Involucra a la familia: Jugar, moverse y compartir actividades físicas fortalece los  vínculos y mejora el bienestar colectivo. 
• Utiliza recursos públicos: En Chile, existen múltiples iniciativas comunales que  ofrecen talleres gratuitos o a bajo costo, como el programa Elige Vivir Sano. 

Muévete por tu salud 

Moverse no es una obligación, es una forma de conectar con uno mismo, de liberar tensiones y  de prevenir enfermedades. Cuidar nuestro cuerpo a través del movimiento es también una  forma de cuidar nuestra mente. La invitación es clara: no importa cómo, lo importante es  empezar hoy. 

Fuentes  

• Organización Mundial de la Salud – Actividad física y salud mental  https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/physical-activity 
• Encuesta Nacional de Salud 2016-2017 (Ministerio de Salud de Chile) https://redsalud.ssmso.cl/wp-content/uploads/2018/02/ENS-2016-17_PRIMEROS RESULTADOS-ilovepdf-compressed.pdf 
• Programa Elige Vivir Sano (Gobierno de Chile)  https://eligevivirsano.gob.cl/